martes, 24 de diciembre de 2013

El príncipe y El sapo


 

El príncipe y El sapo

 

Qué harías tú si un día conocieras a alguien realmente especial, con esto me refiero a esa persona que te cuida, que está pendiente de ti, que cuando lo llamas siempre está disponible y cuando le comentas alguna necesidad que tienes, siempre está presto para apoyarte a resolverla…

 

Alguien que te escucha o simplemente te acompaña cuando estás triste. Y si estás alegre se alegra por ti…es decir: Incondicional!

 

Alguien que cuando ve lo que deseas, trata de conseguirlo y sorprenderte, porque lo único que le interesa es verte sonreír, verte feliz!!!

 

Alguien para quien tenerte a su lado y compartir su espacio contigo es su mayor satisfacción.

 

Bueno, muchas veces en la vida tenemos personas así a nuestro alrededor, pero algunas veces las bloqueamos para no involucrarnos. Y son este tipo de personas las que realmente llegan a ser esos príncipes (princesas) azules que siempre hemos soñado.

 

Sin embargo, aunque generalmente estamos en la constante búsqueda de un “príncipe azul”, muchas veces lo buscamos en un “sapo”, inclusive cuando el verdadero príncipe está rondando nuestra vida. Así es, nos fascinan los “sapos”, esas personas que No están realmente interesadas en ser tu “príncipe azul”, en dar sin esperar recibir. Ellos solo quieren recibir y generalmente tienen una excusa para dar…

 

Y de muchas formas tratamos y tratamos de convertir al “Sapo” en “Príncipe Azul”. No se trata de que esos sapos sean malas personas, nooo para nada… simplemente No tienen el mismo interés en ti, que el que tú tienes en ellos. Están cómodos y No valoran lo que tú les das, No valoran lo que tú eres y tienes.

 

Por alguna razón le damos el lugar adecuado a la persona equivocada. Confundimos las relaciones y creemos que porque esa persona se interesó en nosotros (siendo “especial” durante un pequeño tiempo de conquista) es la persona indicada. Perdemos por completo el horizonte y con él, nuestro sueño.

 

Esto fue lo que le pasó a una amiga. Ella se divorció de su esposo y quedó nuevamente soltera con dos hijos. En medio de su vacío y su dolor, etc., comenzó a salir y así conoció a un espectacular “Sapo” con cara de “Príncipe azul”. Alguien que la apoyaba, le daba “compañía”, pero No la aceptaba como ella era, ni con su equipaje; es decir, sus hijos.

 

Durante un poco más de 2 años, ella luchó y luchó por retenerlo a su lado. Lo buscaba, lo comprometía y él por su parte, la apoyaba, le ayudaba. Se querían sin embargo, era un amor egoísta, un amor de conveniencia, en el cual claramente no había un futuro. Pero eso era la relación que ella "necesitaba" en ese momento de su vida y tenía mucho miedo de volver a fracasar en una relación.

 

Un tiempo después de haber conocido a su “Sapo”, apareció en su vida un “Príncipe Azul” pero ella No lo podía ver, No lo reconocía. Ese nuevo hombre, estaba allí presente siempre, la cuidaba, la amaba… pero ella No lo quería ver, lo rechazaba, lo alejaba, lo buscaba nuevamente, era indiferente con él.

El príncipe la observaba deprimida, distraída, a veces emocional, etc. y no sabía qué hacer, no sabía cómo ayudarla. Él solamente asumió la posición de un buen amigo y se quedó a su lado acompañándola. A pesar del dolor en su corazón, siempre fue incondicional con ella…

Y mientras ella buscaba el amor difícil en su sapo y sufría por no encontrarlo, el príncipe buscaba también un amor difícil en ella y sufría por no encontrarlo.

Es decir ambos estaban encerrados en un círculo sin fin, porque ninguno de los dos quería realmente abrir su corazón y entregárselo a alguien que realmente lo valorara; se lo querían entregar a quien No lo valorara para así no correr el riesgo de comprometerse.

 

¿Cuántos de nosotros hemos vivido esta situación? ¿Cuántos No hemos esperado por nuestro príncipe azul y terminamos con un “Sapo”, dejando de lado a ese verdadero amor incondicional que ofreció su corazón, sin reclamar o exigir nada!!!

 

Bueno realmente, todos somos mitad príncipe y mitad sapos. Nos movemos entre estos 2 estados, dependiendo de las heridas y situaciones no resueltas de nuestro pasado que marcan nuestro presente, impidiéndonos amar de verdad. Y el nivel de aceptación que tenemos de nosotros mismos; es decir cuánto nos amamos. A partir de esta mezcla de experiencias y auto aceptación, usamos unos u otros lentes, es decir vemos las cosas, situaciones y personas dependiendo de lo que sentimos en nuestro interior con respecto a nosotros mismos.

 

Esto quiere decir que somos nosotros mismos quienes tenemos el poder de convertir a un príncipe en sapo y a un sapo en príncipe, dependiendo de cómo esté nuestro interior.

 

Tú debes ser un príncipe o princesa siempre, ese es el mandato de Dios. Pero lo que no debes ser es una persona atropellada, es decir: tratar bien a alguien no significa que permitas que pasen por encima de ti, debes establecer límites.

 

Y muchas veces les damos permiso a las personas que están a nuestro lado para que nos pisoteen, descargando toda su emocionalidad sobre nosotros. Es aquí donde comienzan las etiquetas (maldiciones): Es que tú No tienes esto, o te sobra aquello, es que tú no me complementas, es que esta como gordito, apenas me enamore me va a tratar mal como los anteriores…, o sea, excusas, excusas y más excusas para no involucrarse al 100% contigo.

 

Sin querer queriendo esa persona se va convirtiendo en un "sapo". Es aquí donde yo considero que se requiere tanto humildad como madurez de ambas partes para dejar a un lado las etiquetas y calificativos agresivos y aprender el gran hábito de perdonar todos los días aceptando a la persona que tienes a tu lado como es, con lo que tiene y con lo que no tiene; con lo que le sobra y con lo que le falta, sin reclamos, ni ofensas o chistes indirectos pesados…

 

Tú siempre tendrás 3 alternativas con respecto a los demás:

 

1. Te acepto así como eres y decido amarte sin condiciones.
2. No te acepto y decido quererte como persona pero No como pareja, así que te dejo ir.
3. No te acepto pero decido Quedarme contigo (apego) y por lo tanto te voy a joder y me voy a joder hasta que cambies.

 

Normalmente escogemos la opción 3.

 

Jajaja es por esto que un gran príncipe se convierte en un gran sapo e igualmente un gran sapo se convierte en un gran príncipe.

 

Tú conoces tus limites! ¿Para qué te enredas con alguien a quien no puedes aceptar cómo es? Simplemente déjalo ir y pasa la página. Libéralo y te liberaras a ti mismo (a) de las consecuencias de tu grave error.

 

Ahora, el gran problema es que tú no sabes lo que quieres, tienes tanto temor a amar, que tu corazón está completamente cerrado a la posibilidad de encontrar a tu príncipe azul y cuando este llega a tu vida, lo primero que haces es bloquearlo porque sabes que estar con él implica abrir tu corazón y ser vulnerable… a qué? A que te conozcan como verdaderamente eres, ese ser al que tú mismo (a) No aceptas, ni perdonas.  Y tu mayor temor es que una vez estés en sus garras (involucrado) esa persona te rechace de la misma forma como tú te rechazas.

 

Dios te ama y si lo crees y aprendes a aceptarte cómo eres (como te ama Dios) y con lo que tienes, verás que no tendrás que mendigar amor a nadie, sino que por el contrario tendrás tanto amor para dar que de la misma forma lo recibirás.

 

Dios quiere para ti un príncipe y créanme que existe. Él tiene reservado a alguien para quien no pasará un día sin querer estar a tu lado (bueno, a veces tendrán diferencias eso es normal). Alguien que te aceptará y amará como eres, con tu equipaje y sin condiciones. Pero cuando lo encuentres y decidas estar con él, conviértete en su princesa y no dejes que tu corazón se llene de orgullo convirtiéndote en su sapo.

 

Un abrazo a mis hermosos príncipes y princesas que han decidido no ser ni estar con algún sapo.